El drama que cimbró a Corea del Sur cuando el 2017 aún estaba en pañales tendrá su capítulo final mañana cuando el vicepresidente de Samsung, Lee Jae-yong, reciba su sentencia por sus denuncias de corrupción, sobornos y malversación de fondos que acabaron por dañar compañías vinculadas a fondos públicos.
En adición, las acusaciones que recaen sobre el actual presidente interino de Samsung también lo vinculan con la ex-presidenta Park Geun-hye, quien fue destituida de su cargo por voto del Poder Legislativo y está cursando actualmente su propio juicio en paralelo. Jay Y. Lee se estará enfrentando el viernes 25 de agosto a la corte que podría encerrarlo en una prisión durante 12 años.
Lee Kun-hee, presidente oficial de Samsung y padre de Jay Y. Lee, se encuentra desde hace ya varios meses fuera de su cargo por razones de salud que le impiden ejercer sus funciones de forma óptima, pero algunos rumores ominosos susurran que es su coartada para desligarse de los negocios turbios que tiñeron a Samsung y al Estado coreano.
Lee Jae-yong habría pagado más de US$38 millones a distintos funcionarios públicos para permitirle fusionar dos compañías pertenecientes a Samsung, fusión que acabó por dañar compañías cuyas acciones le pertenecían a fondos del Estado coreano. Por su parte, Jay Y., niega conocer el destino, motivo y origen de este dinero y alega que los empleados involucrados en realizar estos pagos ilegales no fueron comandados por él ni lo hicieron bajo su conocimiento.
Algunos de los oficiales de Samsung imputados en la causa apuntan a la ex-presidenta de Corea del Sur como la responsable de comandar la operación, obligándolos a realizar estos pagos. Park Geun-hye, alegando motivos de salud que le impiden atender a los recintos pertinentes, no se ha presentado a testificar en contra del presidente interino de Samsung y se niega a contestar a la prensa sobre estas acusaciones.
Quizá lo más preocupante, y hasta sospechoso, de esta situación, es que otros ejecutivos de Samsung no han hecho comentarios públicos acerca del plan de acción que seguirá la compañía en caso de perder a su actual jefe. Mañana podría ser un día cabal para la historia de Samsung y para el mundo de las telecomunicaciones en su conjunto.