Qualcomm y MediaTek no considerarían necesario apurar el lanzamiento de procesadores de 7nm
Durante todo el 2016 se había hablado de la importancia de conseguir conquistar la fabricación de procesadores de grosor de 10nm, pues su eficiencia energética y su velocidad de cómputo implicarían una mejora incalculable en la calidad de los teléfonos inteligentes que pudieran costear estos SoCs. El 2017 llegó con y con él el Qualcomm Snapdragon 835 de tecnología de 10nm, pero no pasó mucho tiempo hasta que Qualcomm, Samsung, TSMC y otros fabricantes menores de chips anunciaran su intención de desarrollar tecnología de 7nm.
Estando Samsung y TSMC un paso a la cabeza de la competencia, Qualcomm y MediaTek estarían evaluando la costo-eficiencia de apurar la fabricación de procesadores de 7nm, lo que redundaría en un lanzamiento tardío de procesadores de ese grosor.
Qualcomm y MediaTek declararon que la diferencia de rendimiento entre los procesadores de 10nm y de 7nm tendría un acento marcado en la eficiencia energética, pero que la ventaja en velocidad de cómputo es marginal, haciendo que la inversión y que, en última instancia, la transición misma de producción de unos procesadores a otros, no sea meritoria.
Está claro que ambas empresas acabarán por adoptar el modelo de producción de procesadores de 7nm de grosor, pero es improbable que estén ansiosos por comenzar a fabricarlos sino hasta bien entrado el año 2018, para entonces lanzar estos chips en smartphones del 2019 en adelante.
Otro factor retrasando la evolución de estos procesadores sería que cada vez son menos los consumidores que compran smartphones de alta gama, haciendo que sea incluso menos redituable la pronta transición. Quienes verdaderamente pueden costear la fabricación de estos procesadores sin reducir drásticamente sus ganancias son Samsung y Apple, quienes continuarán avanzando en la carrera de especificaciones en la que se ha transformado el mercado de los teléfonos inteligentes.