Samsung se enfrenta a un importante excedente de displays OLED por culpa del poco exitoso iPhone X
Cuando meses atrás Samsung había acordado con Apple ser su único proveedor de paneles OLED de la mejor calidad para su nuevo flagship los analistas pronosticaban un número importante de ganancias indirectas para el Coloso Coreano. "Indirectas" pues el verdadero producto exitoso, el iPhone X, sería fabricado por su competidor número uno. Sin embargo, el resultado final de esta negociación acabó siendo mucho más extraña de lo que se esperaba.
Luego de superar su congestionado período de preventas, el iPhone X estuvo muy lejos de alcanzar los objetivos de ventas que incluso los analistas más prudentes le habían vaticinado. En vista de que el iPhone X, uno de los smartphones más caros desde su concepción en la historia de la compañía de la manzana prohibida, no se vendió como se esperaba, hubo que mermar su producción. Y, con la toma de esa decisión, Samsung se vio afectada.
Hablando desde la pura intuición, ¿qué querría más una compañía de la envergadura de Samsung que que su competidor más aguerrido, Apple, no consiga vender la cantidad esperada de su último producto prémium? En ese sentido, de seguro Samsung estará contenta cuando se anuncien los resultados de ventas del primer trimestre del iPhone X y descubra que su Samsung Galaxy S8/S8+ lleva más unidades vendidas y que su adviniente Samsung Galaxy S9/S9+ no tendrá problemas en tomar al mundo entre sus manos cuando sea anunciado este 25 de febrero.
Pero, por otro lado, siendo el principal proveedor de paneles OLED para el caballo de batalla de su competidor, las pocas ventas del iPhone X dejan a Samsung Display con un excedente problemático de este componente. Durante los próximos meses, el Coloso Coreano de seguro tendrá una importante labor por delante, quizá igual de importante que continuar lanzando smartphones de la mejor calidad: encontrar un comprador para estos paneles OLED.