Unas pocas semanas atrás, un Samsung Galaxy S III derretido aparentemente por un calor intenso generado por el propio celular dio la vuelta al mundo, poniendo en alerta a todos los usuarios del smartphone y por supuesto, al propio Samsung, que inició una investigación del caso.
Samsung contrató a Fire Investigations, una compañía que se dedica a realizar pericias sobre incidentes con fuego, concluyendo que el derretimiento del dispositivo fue producto de la aplicación de una fuente externa de energía, y no producto de una energía producida por el propio teléfono. El daño sería consistente con el teléfono puesto dentro de un horno microondas, según el informe. Curiosamente, el usuario original que dio a conocer las imágenes, admitió que se trató de un "amigo" que quiso recuperar el teléfono luego de que se mojara.
Por lo pronto, los usuarios del Galaxy S III ya pueden estar tranquilos de que sus teléfonos no comenzarán a incendiarse en sus bolsillos.