TAG Heuer e Intel se han aliado y trabajado con objetivos claros: proponerle al mercado un smartwatch distinto y único. El producto acabado es la convergencia de una planificación apropiada, pero con un excedente apreciativo que posiblemente lo volcará a un mercado pudiente y despilfarrador.
Es innegable que por muchas ventajas comparativas irrevocables que puedan adjudicársele al TAG Heuer Connected Modular 45, US$1600 es un precio muy selectivo. La suntuosidad de este smartwatch llegará al bolsillo de unos pocos y, a estándares del día de hoy, habría que preguntarse si ese es el verdadero precio de un producto de esas características o si TAG Heuer está golpeando primero y poniendo la vara acorde a sus aspiraciones gananciales en lugar de abastecer un mercado ávido de diversa y rica oferta.
TAG Heuer provee una amortización apropiada por el inflado valor de su producto, no obstante. Quien tenga US$1600 para comprar un TAG Heuer Connected Modular 45, también está comprando la garantía de poder intercambiar este smartwatch por un reloj mecánico de la compañía o por un cronógrafo, lo que el usuario prefiera, en caso de que el Connected Modular 45 se vuelva obsoleto.
En esos términos, habría que pensar que el precio es lo que uno paga por tener la última tecnología disponible de TAG Heuer, además de un colchón inoxidable y mecánico. Pero, ¿qué es lo que realmente desea un consumidor cuando abona esos US$1600?
La oferta de TAG Heuer es generosa. Saben que su producto alcanza la obsolescencia eventualmente y palian esa deficiencia con un producto perenne y de calidad como respaldo. Sin embargo, se entiende que lo que el consumidor apunta a obtener por esos US$1600 es el smartwatch en cuestión, independientemente del reloj mecánico de contingencia.
El TAG Heuer Connected Modular 45 tiene varias piezas modulares para que el usuario personalice su modelo. Mallas, hebillas, coronas y otras piezas tienen distintos colores y materiales para adornar y tomarle cariño a su propio ejemplar. TAG Heuer Connected Modular 45 tiene el mandatorio Android Wear 2.0 de estos tiempos, una pantalla AMOLED de 1,39 pulgadas, NFC a pesar de tener estructura completamente mecánica, sensor de luz (funcionalidad lograda magníficamente incluso a pesar de tener un cristal tan firme en el medio) Wi-Fi, Bluetooth, soporte de Android Pay y la promesa de 30 horas de batería incluso a pesar del potente procesador de Intel, el Atom Z34XX.
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A pesar de no tener conexión LTE, con todas las características mencionadas y su agradable grosor de 13,2mm, indudablemente es la propuesta más completa del mercado. También es la astronómicamente más cara.
Intel, en adición, ha dicho que estará trabajando en un asistente inteligente exclusivo para smartwatches que, aunque no estará disponible desde el lanzamiento para el TAG Heuer Connected Modular 45, en un futuro se adherirá sin problemas. Intel está preparando nueva tecnología para su asistente tecnológico, anunciando que será, a diferencia de otros asistentes importantes, capaz de reconocer hábitos pero también anomalías en estos, para adaptarse prontamente. Este asistente inteligente, adelantó Intel, no tendrá género ni nombre.
Para algunos la inclusión futura del nuevo y novedoso asistente inteligente de Intel en su TAG Heuer Connected Modular 45 podría ser una característica definitoria para decidirse por un smartphone así de costoso, aunque en esos casos han de saber que Intel anunció que no será solo con TAG Heuer que podremos interactuar con su asistente inteligente, sino con otras compañías productoras, también, de smartwatches con las que Intel tiene convenio, como Oakley.
Por supuesto que el precio se justifica si lo que el consumidor quiere obtener de TAG Heuer es su estética de diseño y calidad de material, durabilidad y confianza. Eso nunca puede estimarse en valores y es algo que el consumidor sabrá apreciar individualmente.